Lavado
de Dinero en Argentina
Trata de mujeres y trabajo esclavo
tienen su contrapartida en el costado económico.
Las organizaciones dedicadas a
cometer estos delitos que denigran la condición humana, se pueden combatir,
también, interceptando las ganancias ilícitas.
Los delitos son un instrumento
para conseguir dinero, si le quitamos la motivación, es decir el dinero,
estaremos atacando la efectividad del “negocio criminal”, estaremos apuntando directamente al núcleo del sistema
perverso.
La etapa siguiente una vez
cometido el delito es la re-utilización del dinero obtenido o su introducción
disimulada en la economía legal. Si ese dinero se detecta e incauta, la
organización criminal queda debilitada. De lo contrario, se expande y fortalece,
se retroalimenta. De allí la importancia de perseguir el lavado del dinero
producido en estas acciones criminales.
Los fondos recaudados se utilizan
para mantener en funcionamiento la organización, pero una buena parte se
invierte en la expansión del mismo “negocio”, en otros negocios ilícitos y
también en actividades lícitas. Todas estas colocaciones de recursos se pueden
rastrear a través de cuentas y transacciones bancarias, sociedades o
asociaciones pantalla que buscan introducir disimuladamente los fondos en los
circuitos legales.
Al establecer los vínculos de las
entidades y los criminales, y determinar los caminos que recorre su dinero,
será posible entregar la información en bandeja a la justicia para que actúe.
Congelar el dinero, incautarlo e
iniciar los procesos judiciales en la justicia penal son los pasos siguientes, que permitirán
desarticular las organizaciones criminales. Al reiterar sucesivamente estas
acciones se posibilita sacar de circulación a estos grupos criminales.
En el mundo se está trabajando
cada vez mejor en el combate del lavado de dinero, pero en Argentina el
organismo especializado, la UIF, está estancado. Sus responsables no saben o no
quieren saber cómo se debe trabajar.
La actual conducción utiliza al
organismo como un brazo más de la acción política partidaria, y esto es muy
grave en un país democrático. El problema es doble, no se trabaja debidamente
en analizar acciones sospechas y, por otro lado se mal utiliza el organismo
como instrumento de acción política.
La UIF recibe toda la información
necesaria para monitorear las transacciones sospechosas. También tiene el
presupuesto necesario que le permitiría contratar los mayores especialistas y
contar con los mejores equipos informáticos y software.
Sin embargo, la entidad opera de
una manera inadecuada, torpe, casi nada se consigue, reina la mala
administración de los recursos. El resultado final es la ineficiencia, y así se
le da una enorme ventaja a las organizaciones delictivas.
A pesar de ello, conocida la
limitación por inoperancia del organismo, es mucho lo que se puede hacer
atacando, desde las organizaciones sociales el costado económico de estos
denigrantes delitos.
La Alameda, con la ayuda de otras
ONG podría dar un paso importante si atiende estos aspectos, porque los efectos
que más carcomen a los delincuentes es la confiscación de sus ganancias.
El secreto para combatir
eficientemente el lavado, es la información que se obtiene a través de quienes
permanecen cerca de los criminales. El análisis de esta información para su
transformación en prueba incriminatoria, es el paso siguiente que realizan los
investigadores eficaces y honestos. De allí al desmembramiento de las
organizaciones por parte de los jueces y fiscales con la ayuda de las fuerzas
de seguridad, hay un tramo corto.
Muchos casos quedan empantanados
en la "justicia" porque las pruebas resultan insuficientes. Pues hay
que trabajar en mejorar la calidad de las pruebas. Ello se puede.
La Alameda recorrió con éxito los
caminos más difíciles de sortear, lo hizo muy bien, produjo muchos cambios,
sacó a la luz casos complejos, se enfrentó al "poder" y triunfó.
Un paso importante a dar ahora es
el trabajo en cuestiones de “inteligencia”. Si la UIF no lo hace se puede
encarar desde las mismas ONG. Es una función contra natura, pero mientras los
gobiernos no cumplan las funciones que tienen a su cargo, alguien las tiene que
realizar.
A pesar de la falta de
colaboración de las autoridades y la resistencia que oponen y trasmiten
personas interesadas y organizaciones criminales con dinero o “poder”, a pesar
de todo ello, es posible trabajar y alcanzar ciertos niveles de éxito.
Se pueden multiplicar los
resultados contra el delito mediante una acción dirigida a erosionar la fibra
más sensible de la condición humana, que es el dinero.
Somos consientes que buena parte
de las recomendaciones dadas constituyen tareas a cargo de los gobiernos y las
autoridades, pero mientras ellos reaccionan, no podemos permanecer quietos
dejando que los males que aquejan a nuestro pueblo continúen en expansión.
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