La causa Schoklender fue manipulada por el juez instructor desde sus inicios. El fiscal lo notó, la cámara lo señaló en dos ocasiones y Contadores Forenses también lo hizo notar en este blog.
Se realizó una investigación defectuosa desde sus inicios que evidenciaba un direccionamiento erróneo de la causa. Se perjudicó el descubrimiento de la verdad. Esto lo señala ahora la Cámara Federal.
Pero ya en noviembre de 2011 ese tribunal señaló la ausencia de racionalidad en la búsqueda de la información, que conspiraba contra el éxito de la pesquisa. Que la investigación no estaba orientada al descubrimiento de los hechos.
En materia contable también lo venimos observando y haciendo notar, pues el juez dividió los peritajes encargando la tarea a tres organismos diferentes: Policía Federal, Banco Central, peritos contables. Divide y triunfarás: ninguna de las partes llegaría así a conclusiones que comprometan el resultado de la investigación, pues la única persona que tiene la atribución de interpretar los estudios contables es el juez. Con esa premisa obró Oyarbide hasta el presente.
En este blog se publicaron ocho notas sobre los aspectos contables del caso. En la última, de diciembre de 2012, ya aludimos a la estrategia de un juez cuestionado.
Sostenemos que el magistrado obró mal, torció la investigación para no llegar a un resultado objetivo y ajustado a la verdad. Ese accionar no solo representa un retraso en los tiempos judiciales, sino que implica un proceder inadecuado que debería analizar el Consejo de la Magistratura, haciéndolo de una manera imparcial.
Oyarbide ha empantanado la causa y será muy difícil remediar el retraso de la causa, el daño producido al sistema y a la sociedad en general.
Oyarbide ha empantanado la causa y será muy difícil remediar el retraso de la causa, el daño producido al sistema y a la sociedad en general.
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