22.12.14

Con base en cuestiones contables fue posible probar la metodología delictiva de la ex Secretaria de Ambiente Romina Picolotti

Romina Picolotti, era la contrafigura exacta de su antecesora María Julia Alsogaray. O parecía: parientes y amigos contratados por montos exorbitantes, frecuentes viajes en jets privados, compra de decenas de computadoras de última generación, gastos inexplicables en muebles que nadie usa o el alquiler de edificios para alojar a cientos de empleados contratados sin motivo, son los trazos gruesos de una gestión caracterizada por el derroche y la ineficiencia. Pero eso no es todo: semejante desmadre es posible gracias al desvío de fondos presupuestarios hacia una fundación pública creada con otros objetivos, y cuyas compras no están sometidas a los procesos y controles habituales en la administración pública.

Uno de los variados testimonios que dan cuenta del modo irregular en el que la “caja chica” habría funcionado, más allá de lo que ya se deriva de la acabada prueba documental reunida: Matías J. Osterc, quien ingresó a la Secretaría en 2000 y hasta principios de 2007 se desempeñó en el área contable, manifestó: “dentro de sus tareas recibía los comprobantes de gastos de ‘caja chica’ realizados por las diferentes áreas de la Secretaría… en el armado de esas rendiciones de cuentas, fue donde el deponente advirtió que se presentaban comprobantes que no hacían a la gestión o función de la Secretaría de Ambiente, como ser facturas por avión privado, o gastos de comida, y al preguntarle a Claudio Fente [en los hechos, su superior, designado por Picolotti] por dichas cuestiones no recibió ninguna respuesta satisfactoria, y fue por ello que se alejó del sector… como él se encargaba en la gestión anterior de reunir los comprobantes del Fondo Rotatorio tenía un bagaje de conocimientos que lo llevaron a llamarle la atención los comprobantes que se presentaban para justificar los gastos de ‘caja chica’, y fue por eso que terminó discutiendo con Fente”.

Más de doscientos sesenta pasajes en vuelos de línea que forman parte de su procesamiento fueron utilizados por ella y su grupo familiar, y por sus colaboradores más cercanos surge del confronte de las facturas y tickets, que dan cuenta de las personas a cuyo nombre fueron emitidos, y demás elementos de la causa, especialmente los múltiples testimonios de los empleados/funcionarios de carrera que revistaban en la Secretaría previo al inicio de esta gestión

Miguel Pallechi, quien se desempeñaba en el área contable como se dijo párrafos atrás, sostuvo: “por norma administrativa se otorga de Subsecretario para arriba y se forma un expediente donde se debe justificar la procedencia… en la práctica… durante la gestión de Picolotti, esos pasajes por
desarraigo eran otorgados a cualquiera” (f. 3596/7 del ppal.); por su parte, Matías J. Osterc, también del área contable, recordó: “cuando dependían funcionalmente del Ministerio de Salud, para la autorización del pago de viajes o pasajes, se armaba un expediente; y cuando pasaron a depender
de Jefatura de Gabinete y el dinero era administrado por Argeninta, muchas facturas por viajes eran pagadas en forma directa, sin expediente que justifique el viaje… Preguntado si las facturas de los
pasajes eran acompañadas de alguna nota explicativa del motivo del viaje o del destino o de la persona que viajó, respondió que en su gran mayoría no. Que sí recuerda que algunas áreas en particular aportan notas indicando el motivo” .

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