Los argentinos vivimos un proceso de creciente
criminalización. Estamos pasando de ser un país donde reina el crimen
organizado a otro donde pueden imperar las mafias criminales. ¿Cuál es la
diferencia? El salto de “calidad” lo da el involucramiento del poder político. Ambos
buscan lucrar con el delito, pero las mafias, adicionan el apoyo de sectores
políticos con poder.
por Alfredo Popritkin
Hasta ahora se habían cooptado, desde el propio gobierno, los
organismos de control[1], la
mayoría parlamentaria y parte de los medios de comunicación. También se
neutralizó el sindicalismo y el empresariado[2]. A esta
primera etapa la llamamos : fase I.
Durante el 2013 se avanzó sobre la justicia, con un nuevo
reparto de organismos clave de la Procuración[3], con
las llamadas leyes de democratización[4], sobre
los grandes medios independientes[5] y las
condiciones para la utilización de los organismos de inteligencia. Se encuentra
en plena etapa de cumplimiento la fase II.
Dentro de esta misma fase II encontramos la siembra del “miedo”,
que se aplica mediante correctivos por izquierda y por derecha dirigidos a
magistrados[6]. A
través de ellos se ha querido disciplinar a los cuadros judiciales con aspiraciones
de crecimiento dentro del Poder Judicial.